
Ayer en el Congreso -cosas de estar en precario parlamentario- le arrearon a Zap una buena sacudida y le medio desactivaron todas las fantasías eróticas a las que se entregó en el debate último. Mejor para el déficit y la deuda públicas, porque soltar pasta a calderadas no puede ser, a la larga, bueno y estas cosas son como la VISA, vas tirando de tarjeta y te vas dando el gustito pero la factura, al final, acaba pasando. El problema de los españoles es que realmente creemos que el dinero público no es de nadie y lo peor es que nos pasa lo mismo con la deuda pública: vivimos en la creencia de que no es nuestra. Juro que si algún día llego a ministro, suprimiré fulminantemente las retenciones fiscales en nómina, a ver si por esta época de ahora mismo, la gente, a costa de meterse por el culo sus vacaciones y de empeñar la paga extra, aprende que esta pastizara que con tanta alegría sueltan los políticos para salir de los embrollos en los que ellos mismos se/nos han metido, es nuestra pasta. Quizá por eso, entre otras muchas cosas, yo nunca llegaré a ministro.
Una de las cosas que se ha caído (más o menos: se ha quedado ahí, enunciado sin concreción) es lo de los ordenadores para el ciclo superior de Primaria. Bueno, en realidad, yo creo que en este asunto le han hecho un favor a Zap, porque ahora sí puede hacer lo que le dé la gana y echar la culpa de carencias, incumplimientos y cagadas al presunto frenazo de los demás grupos parlamentarios. La realidad, no obstante, es que en su profunda ignorancia digital (y no poca de la otra) Zap se había metido en un jardín de los buenos. Sabíamos que era imposible que tuviera casi medio millón de ordenadores disponibles y distribuidos en septiembre, y menos aún a través de un procedimiento limpio y transparente de licitación; sabíamos que no podría resolver tan pronto y con costes y mediante procedimientos razonables graves cuestiones como el mantenimiento de todos esos aparatos, de la infraestructura de conexión necesaria en las escuelas -nada menos en todo el entramado de las públicas y de las concertadas, que constituyen la práctica totalidad de la enseñanza- y de las no menos necesarias e importantes conexiones en casa; sabíamos que el profesorado no está preparado aún para la total digitalización del aula (que, de paso, requiere de instalaciones adicionales, no basta con los ordenatas de los niños) y seguirá sin estarlo a menos que se emprenda un programa de formación bastante amplio, porque la digitalización no es solamente un problema tecnológico sino que afecta al entero planteamiento pedagógico y ahí está la parte más compleja del reciclaje de los profesores, porque no basta para ello el cuñado que monta una escuela de informática ad hoc integrada por cuatro matados sin la menor capacitación (que nunca se controla en concursos de adjudicación de obras y servicios) sino que debe realizarse a nivel académico; sabíamos que la plena, total e individual informatización del niño en estos niveles escolares es algo muy objetado en el mundo de la pedagogía, y no en el mundo de la pedagogía carca y decimonónica sino incluso -y sobre todo- en el de la pedagogía progresista que ve con buenos ojos la digitalización.. en los términos, momentos y niveles razonables. Y aparte de todas estas pegas, cada una de las cuales es por sí sola prácticamente dirimente de la cuestión, estaba la presión de la comunidad internauta y del software libre, secundadas por otros focos de racionalidad ciudadana, rechazando la posibilidad de que esa maquinaria funcionase con software apropiativo ni aún en arranque dual, y eso sí que era un grave problema para Zap, que hace pocas semanas regaló a Micro$oft -él sabrá a cambio de qué- la educación española.
Por tanto, cuando menos en el asunto este de la informática escolar, a Zap no le han hecho niguna putada sino más bien al contrario: le han hecho un regalo imponente. Ahora sí que podrá hacer lo que le dé la gana, cuando le dé la gana y como le dé la gana; o no hacerlo, simplemente; y, en todo caso, echar sobre los otros la culpa de lo que haga mal. Qué hábiles políticos, cuán profesionales, qué maravilla.
En Catalunya se va a emprender un proyecto similar, aunque en términos más racionales. Más racionales porque, en primer lugar, se lleva un tiempo planeando, es decir, desaparece, en comparación con el tinglado de Zap, la improvisación y el vivalavirgen; en segundo lugar, la digitalización escolar empieza un importante peldaño más arriba: en la ESO, es decir, con niños dos años mayores (y más que niños, ya muchachos: dos años en estas edades son muchísimo) y, sobre todo, con un formato distinto en la actividad educativa, puesto que de la enseñanza primaria a la secundaria se produce un salto pedagógico importante tanto para profesores como para alumnos. Que es otro rollo, para entendernos. Y en este contexto sí que la digitalización ya es, desde luego, conveniente. ¿Imprescindible? No me parece. Yo creo que la digitalización total sólo es imprescindible en el Bachillerato, pero puede muy bien cursarse la ESO con la digitalización, la informática y la red como elementos auxiliares (y en tanto que auxiliares sí que imprescindibles) y no como vectores básicos de la acción formativa.
Lo que ocurre en Catalunya es que Montilla ya le regaló la educación a Micro$oft mucho antes que Zap. Catalunya siempre ha constituido un callo duro en este aspecto hasta el punto de que en mi activismo la he dado por imposible y, siento decirlo, ya paso totalmente; salvo en lo que pueda afectar directamente a mi familia o a mí -y siempre en este ámbito, claro-, lo que se haga o se deje de hacer aquí me importa lo mismo que lo que se haga o se deje de hacer en el planeta Marte. Con el PSC completamente entregado al apropiacionismo, ERC que nos estafó vilmente cuando manipuló a todo el mundo libre para favorecer su candidatura electoral y después olvidarse del asunto olímpica y cínicamente, con los de IC-EV-EU y los Grandes Expresos Europeos mirando para otro lado, y con CiU, que está en las mismas (con el único punto a su favor, si así puede decirse, de que al menos nunca ha engañado y nunca ha variado su postura al respecto, ni en el gobierno ni en la oposición), aquí no hay nada que hacer hasta que toda esa peña visualice claramente el desastre y no pueda simular que no lo ve y que no existe. Entonces, el coste de ponernos al día va a ser enorme, bestial, sobre lo enorme y bestial que está siendo el coste de hacer de Catalunya territorio Micro$oft. Y que no me vengan con la cagarela de la Linkat (la distribución Linux para el sistema educativo catalán): me constan los ímprobos esfuerzos, la combatividad y la calidad técnica de buena gente como Joan de Gràcia o Francesc Busquets, como primus inter multos (no son los únicos, afortunadamente), pero Linkat es una cortina de humo para tener calladitos y entretenidos a los niños estos softwarelibreros mientras nosotros hacemos nuestros negocietes como y con quien nos da la gana. La realidad, la puta realidad, es que en Catalunya el único software que va a haber en la operativa cotidiana y masiva -pequeñas y pocas aldeas galas aparte- es Micro$oft y el resto de la banda del previo pago. Y no hay más.
Por tanto, tendremos, como siempre, que seguir luchando (vuelvo ahora al conjunto de España). Seguir luchando pero ya no contra la ignorancia: hace mucho tiempo que el software libre, aunque sea en sus más básicos rudimentos, es algo ya conocido por todo el mundo, incluso por los políticos que, como el marido cornudo, siempre son los últimos en enterarse; seguir luchando, ya redondamente, contra la mala fe y contra la corrupción, contra la venalidad, contra la entrega del futuro de este país a unas pocas empresas privadas que se reparten oligopólicamente un pastel que está relleno con nuestro futuro, con nuestra tecnlogía, con nuestro desarrollo y, en definitiva, con nuestros hijos y con nuestras esperanzas.
Si dejamos que se apropien de eso -y van por buen camino- ¿qué nos queda ya?
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